18 de enero de 2023
En la antigua Yugoslavia, en la actual Serbia, el acceso al Adriático por Montenegro siempre ha sido una necesidad, a pesar de que los casi 500 kilómetros que separan Belgrado y Bar, a orillas del Adriático, son un difícil camino. Aunque el propósito de construirlo se remonta al siglo XIX, el “ferrocarril de los sueños” no se concluyó hasta 1976 como gran obra yugoslava.
Casi medio siglo después no existe Yugoslavia y ni siquiera la república de Serbia y Montenegro, pero el ferrocarril sigue siendo el enlace ferroviario con el Mediterráneo y, más allá de la utilidad, es una línea de enorme interés arquitectónico, histórico, paisajístico, turístico y ferroviario, testigo de la apasionante historia y geografía de esta parte de los Balcanes.
Este impresionante ferrocarril es la última gran línea de montaña construida con parámetros clásicos en Europa, con sus 455 kilómetros, cuenta con 254 túneles y 435 puentes y viaductos.
